En Mayo de este año, fuimos desde Gales hasta Logroño en coche. Largo trayecto, pero menos si decides hacer trayectos durante la mañana de no más de 450 Km y así disfrutar las tardes visitando alguno de los lugares donde parábamos.
Fue muy interesante, tanto lo fue para mi que he decidido crear esta entrada para mostraros alguno de esos lugares. Por cierto, uno de ellos ya habéis tenido ocasión de verlo, ni más ni menos que la ciudad de Burdeos.
Pero ahora, me voy a centrar más en la Bretaña francesa.
Combourg
En esta ocasión, decidimos cruzar a Europa usando un ferry que nos llevaría desde Portsmouth hasta Caen.
No recuerdo exactamente cómo acabamos en esta localidad, Combourg. Casi acabábamos de empezar nuestro viaje desde Caen, una vez dejado el puerto y primera parada, recuerdo que pensé: "esto se puede hacer muy largo, pero bien, tampoco tenemos prisa".
El caso es que el día había comenzado muy soleado, eso sí hacía un poco de viento. Y cuando vi ese castillo majestuoso asomando por entre la copa de los árboles y de las casas, tuve que pararme.
Me voy a centrar en el castillo y uno de sus moradores. El Castillo fue construido entre los siglos XI y XV. En el año 1761 el Castillo fue vendido a René-Auguste de Chateaubriand, un rico propietario de Saint-Malo , padre del famoso escritor François-René de Chateaubriand, quien inmortalizó el castillo en sus memorias, pasó gran parte de su juventud viviendo en el Castillo.
En 1786, a la muerte de su padre, Jean-Baptiste de Chateaubriand, hermano mayor del escritor y su esposa François-René Aline, una nieta de Malesherbes , heredaron el castillo. La zona fue saqueada durante la Revolución, Jean-Baptiste y su esposa fueron guillotinados durante el Terror.
El escritor François-René de Chateaubriand habla en sus memorias de los fantasmas que rondan el castillo de Combourg. Según él, vivió una infancia atormentada por el fantasma de un hombre con pata de palo que, en ocasiones iba acompañado por el fantasma de un gato. Las apariciones subían las escaleras hasta la Torre del Gato (Tour du Chat), que se encontraba muy cerca de la habitación en la que dormía el escritor.
Ya en nuestro siglo, una reforma en el Castillo obligó a derribar un muro de la habitación donde dormía Chateaubriand: apareció la momia, crispada, horripilante, de un gato enterrado vivo siglos atrás. Una tradición en la Edad Media era a menudo emparedar gatos que viven en las bases todos nuevos edificios para alejar la mala suerte, no se sinceramente si esto último es cierto, pero lo que es cierto es lo que escribió el autor en sus "Memorias de ultratumba" y la aparición del gato emparedado...
Chateaubriand murió en París durante la revolución de 1848, fue enterrado de acuerdo a sus deseos en la isla de Grand-Bé, un lugar al que sólo puede accederse a pie desde Saint-Malo cuando baja la marea.
Fue muy interesante, tanto lo fue para mi que he decidido crear esta entrada para mostraros alguno de esos lugares. Por cierto, uno de ellos ya habéis tenido ocasión de verlo, ni más ni menos que la ciudad de Burdeos.
Pero ahora, me voy a centrar más en la Bretaña francesa.
Combourg
En esta ocasión, decidimos cruzar a Europa usando un ferry que nos llevaría desde Portsmouth hasta Caen.
No recuerdo exactamente cómo acabamos en esta localidad, Combourg. Casi acabábamos de empezar nuestro viaje desde Caen, una vez dejado el puerto y primera parada, recuerdo que pensé: "esto se puede hacer muy largo, pero bien, tampoco tenemos prisa".
El caso es que el día había comenzado muy soleado, eso sí hacía un poco de viento. Y cuando vi ese castillo majestuoso asomando por entre la copa de los árboles y de las casas, tuve que pararme.
Me voy a centrar en el castillo y uno de sus moradores. El Castillo fue construido entre los siglos XI y XV. En el año 1761 el Castillo fue vendido a René-Auguste de Chateaubriand, un rico propietario de Saint-Malo , padre del famoso escritor François-René de Chateaubriand, quien inmortalizó el castillo en sus memorias, pasó gran parte de su juventud viviendo en el Castillo.
En 1786, a la muerte de su padre, Jean-Baptiste de Chateaubriand, hermano mayor del escritor y su esposa François-René Aline, una nieta de Malesherbes , heredaron el castillo. La zona fue saqueada durante la Revolución, Jean-Baptiste y su esposa fueron guillotinados durante el Terror.
El escritor François-René de Chateaubriand habla en sus memorias de los fantasmas que rondan el castillo de Combourg. Según él, vivió una infancia atormentada por el fantasma de un hombre con pata de palo que, en ocasiones iba acompañado por el fantasma de un gato. Las apariciones subían las escaleras hasta la Torre del Gato (Tour du Chat), que se encontraba muy cerca de la habitación en la que dormía el escritor.
Ya en nuestro siglo, una reforma en el Castillo obligó a derribar un muro de la habitación donde dormía Chateaubriand: apareció la momia, crispada, horripilante, de un gato enterrado vivo siglos atrás. Una tradición en la Edad Media era a menudo emparedar gatos que viven en las bases todos nuevos edificios para alejar la mala suerte, no se sinceramente si esto último es cierto, pero lo que es cierto es lo que escribió el autor en sus "Memorias de ultratumba" y la aparición del gato emparedado...
Chateaubriand murió en París durante la revolución de 1848, fue enterrado de acuerdo a sus deseos en la isla de Grand-Bé, un lugar al que sólo puede accederse a pie desde Saint-Malo cuando baja la marea.
Posteriormente, paseando por el pueblo, nos encontramos con una "carrera" de coches antiguos, como siempre este tipo de eventos, no se por qué, me cautivan.
La Tour Deguesclin
Acabábamos de pasar Rennes cuando decidimos parar a comer, así que salí de la autopista y dirigí nuestro coche por kilómetros y kilómetros de carreteras estrechas a través de pueblecitos y campos espectacularmente verdes, el día era maravilloso. Hasta que por fin y tras seguir varias indicaciones, llegamos al restaurante La Tour Deguesclin, cerca de la localidad de Grand-Fougeray.
Llamó nuestra atención una torre de estilo medieval, que por cierto daba nombre al restaurante, que se encontraba al borde de un lago, pequeño lago, pero no escaso de fauna de todo tipo. A su alrededor, se congregaban muchos grupos de personas realizando diversas actividades.
La torre debe su nombre a un personaje francés que vivió entre los años 1314 a 1380. Bertrand du Guesclin es muy famoso por haber liberado gran parte del territorio francés de manos de los ingleses. Un guerrero formidable por su fuerza que, actuando como mercenario al servicio de la corte francesa, luchó contra los ingleses hasta echarlos de la Bretaña.
Una de sus conquistas se describe como lograda mediante el engaño, ya que disfrazó a sus guerreros de leñadores para así, acceder al interior de la Fortaleza de Fogueray. De la mencionada fortaleza, sólo queda la Torre que podéis ver en las fotografías y que recibió el nombre de su conquistador.
Por cierto, el restaurante fue una experiencia notable.
Dol-de-Bretagne - La Belle de Noë
En este hermoso lugar pasamos nuestra primera noche. Gente encantadora, una pareja que había decidido reformar cuatro habitaciones de esta mansión para albergar en ellas a cuanto viajero decidiera pararse por estos parajes y necesitase cobijo y buena comida. Maravilloso, os lo recomiendo si es que algún día pasáis por aquí.
La mansión es antiquísima, probablemente la más antigua en la que jamás haya dormido. No en vano fue construida en el año 1710 y ha sido catalogada como monumento histórico. Nuestros anfitriones y dueños de la fastuosa mansión, nos informaron que las estancias están como estaban cuando sus antiguos dueños las habían dejado..
En este hermoso lugar pasamos nuestra primera noche. Gente encantadora, una pareja que había decidido reformar cuatro habitaciones de esta mansión para albergar en ellas a cuanto viajero decidiera pararse por estos parajes y necesitase cobijo y buena comida. Maravilloso, os lo recomiendo si es que algún día pasáis por aquí.
La mansión es antiquísima, probablemente la más antigua en la que jamás haya dormido. No en vano fue construida en el año 1710 y ha sido catalogada como monumento histórico. Nuestros anfitriones y dueños de la fastuosa mansión, nos informaron que las estancias están como estaban cuando sus antiguos dueños las habían dejado..
Menos mal que por aquel entonces no conocíamos nada en absoluto de la leyenda del gato que mora el Castillo de Combourg, sino probablemente no habríamos pegado ojo esa noche, en compañía de la muñeca que veis abajo y del resto de sus "amiguitas"...
Un abrazo!
Un abrazo!
3 comentarios:
¡Me ha gustado!
Qué buenas Mariano!!! y vaya viaje más bonito..., qué envidia; felicidades!
iQué bello el lugar. Y muy chulo tu artículo.
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