05 abril 2013

Rothenburg ob der Tauber

Debe su nombre a su ubicación. A una altura casi de vértigo del cauce del sinuoso río Tauber, Rothenburg sobre el Tauber es una ciudad que se conserva exactamente como estaba en la Edad Media. Si no fuera por lo coches aparcados, paseando por sus calles te sientes como retrocedido en el tiempo en varios siglos.

De hecho, las inscripciones en algunas casas, indicando el año de construcción dan una idea de la antigüedad de sus calles y de los edificio que en ellas se encuentran.

El día de nuestra visita estaba muy nublado, afortunadamente no llovió. Por cierto, aconsejo, si tenéis tiempo que paséis al menos una noche y estéis al menos un par de días en la ciudad. Hay mucho que ver y probablemente, un solo día hará la visita un poco exigente debido a las largas caminatas, el pueblo es más grande de lo que a simple vista parece.

Rothenburg ob der Tauber es una ciudad del distrito de Ansbach en el Estado federado de Baviera, Alemania. Hasta el año de 1803 fue una Ciudad Imperial Libre y hoy en día es una atracción turística de fama mundial por su bien conservado centro medieval.

Os preguntaréis que significaba ser una Ciudad Imperial Libre, pues bien; En el Sacro Imperio Romano Germánico, una Ciudad Imperial Libre era una ciudad autónoma gobernada formalmente por el emperador, en comparación con la mayoría de las ciudades en el Imperio, que pertenecían a un Estado soberano del Sacro Imperio y eran gobernadas así por alguno de los muchos príncipes (Fürsten) del imperio, duques o príncipes-obispos.

Las ciudades libres gozaban de un régimen político y jurídico propio, llamado Reichsunmittelbarkeit (que se traduce como inmediación imperial), y también tenían representación propia en la Dieta Imperial del Sacro Imperio Romano Germánico.




Algo de Historia:

En 970 se creó la parroquia de Detwang, hoy un barrio de la ciudad, y a continuación se construyó el castillo de Grafenburg oberhalb der Tauber de donde se origina la designación "ob der Tauber" y que significa "sobre el río Tauber". Este castillo fue destruido por el terremoto de 1356.

La ciudad fue elevada al rango de Ciudad Imperial Libre entre 1170 y 1240. La figura más prominente de la época medieval de Rothenburg fue Heinrich Toppler (ca. 1340–1408), que con su enérgica política y compras de terreno influenció el desarrollo de la ciudad por muchos años después de su muerte.

En 1631, durante la guerra de los Treinta Años la ciudad fue tomada por el conde de Tilly (Maestro de Campo "español", nacido en los Paises Bajos españoles y que comandaba los Tercios Españoles). Este hecho dio origen a la tradicional celebración anual del Meistertrunk (trago maestro), con una pieza alegórica.

Según dice la tradición, Tilly hizo prisioneros a los concejales del ayuntamiento, los condenó a muerte y ordenó que la ciudad fuese quemada. El alcalde de Rothenburg le dio como ofrenda de bienvenida, vino servido en un magnífico y colorido vaso de vidrio de 3¼ litros. Tilly, ligeramente aplacado por el gesto, ofreció respetar la integridad de la ciudad si alguien era capaz de beberse el vino de la jarra de un solo trago. El alcalde, Georg Nusch, se ofreció voluntariamente para el intento, y para el asombro de todos y en particular de Tilly, Nusch procedió a bebérselo de un solo trago, con lo que la ciudad fue salvada de la destrucción.

Después de que las últimas tropas abandonaran la ciudad en 1650, el desarrollo de la ciudad quedó paralizado y Rothenburg perdió importancia. Esta es la razón por la cual los edificios de esta época, en su mayor parte, se han conservado hasta el día de hoy.





En 1803, con la mediatización y secularización del Sacro Imperio Romano Germánico, Rothenburg pasó a formar parte de Baviera. En estos años la ciudad llegó a ser un destino turístico favorito de ingleses y franceses.

Durante la República de Weimar Rothenburg se convirtió en un fuerte apoyo del partido nazi. En las elecciones de 1933 los ciudadanos de Rothenburg dieron a los nazis el 83% de los votos.

El 31 de marzo de 1945 la ciudad fue bombardeada por las fuerzas aéreas de Estados Unidos, lo que resultó en la destrucción del 40% de la ciudad. Sin embargo, las partes más antiguas de la ciudad y sus edificios históricos no resultaron afectados. 


El 17 de abril de 1945, en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, el general Devers del ejército de Estados Unidos dio la orden para que la ciudad fuese atacada por la artillería. La ciudad fue salvada por John Jay McCloy, quien pidió permiso para solicitar la rendición incondicional de la ciudad antes del ataque. La madre de McCloy había visitado Rothenburg antes de la guerra y le había contado de la belleza medieval de la ciudad, por lo que McCloy era reacio a destruirla.

El comandante regional alemán rechazó la oferta, pero el mayor Thömmes, al mando de las tropas de la ciudad, ignoró esta orden y rindió la ciudad.

Finalmente, las tropas americanas la ocuparon el 17 de abril de 1945 y John J. McCloy recibió el título de Honorable Protector de Rothenburg en noviembre de 1948. Tras la guerra la ciudad fue rápidamente reconstruida con donaciones de todo el mundo y se impusieron restricciones al tráfico para preservar su valor histórico y turístico.




Bien, ahora mi descripción particular de lo que vi. la ciudad se encuentra completamente amurallada. La muralla cuenta con un pasillo en lo alto, que es transitable y más o menos protegido de caídas accidentales por una valla de madera. Algunas de las escaleras de acceso a lo alto de la muralla, desde el interior de la ciudad, son realmente inquietantes; lo menciono por que son bastante estrechas, empinadas y en muchos casos no parecen del todo seguras.

Recorrimos gran parte de la muralla desde la que se pueden tomar magníficas fotos de los tejados de la ciudad y de sus edificios más emblemáticos.

Una vez en la ciudad, te das cuenta del objetivo turístico que supone, no en vano, el turismo es la mayor fuente de ingresos de la ciudad. Muchísimos orientales se dan cita en la ciudad; japoneses, chinos por doquier, curioseando cualquier mínimo detalle en el interior de las tiendas y retratándose en todos los rincones posibles.

Todas las casas parecen pintadas de diferentes colores, colores chillones verdes pistacho, rosas fuertes, amarillos limón, en fin un colorido digno de ver.





En definitiva, una ciudad digna de visitarse y pasear por sus calles tan llenas de historias y antigüedad. Por cierto, si venís no dejéis de comer en alguno de los múltiples restaurantes alemanes que hay, la comida, si os ayudan a elegir es maravillosa. Espero que os haya gustado.

Un abrazo!



Fuentes: Wikipedia.

5 comentarios:

Carmen H. dijo...

Great! :)

@susanbysusan dijo...

Preciosas Mariano... me encantan, 20, 25, 27... bellísimas... y qué ciudad, qué ganas de conocerla, te transporta... muy bonita ciudad.

juanma dijo...

geniales!!!!

Félix dijo...

Las mejores fotos que te recuerdo. Y la ciudad es alucinante. ¡Me lo apunto en mi agenda!

Mariano dijo...

Gracias chicos y chicas!