Bajo estas líneas, podéis contemplar el Castillo de Hohenschwangau («castillo del Gran Condado del Cisne») fue la residencia de infancia del rey Luis II de Baviera y fue construido por su padre, el rey Maximiliano II de Baviera. Se encuentra en el pueblo de Schwangau cerca de la ciudad de Füssen, perteneciente al condado de Ostallgäu en el sudoeste de Baviera, muy cerca de la frontera con Austria.
El castillo de Hohenschwangau fue construido donde se situaba la antigua fortaleza de Schwanstein, que databa del siglo XII. El deterioro de la fortaleza debido a guerras y el paso del tiempo, fue tal que a inicios del siglo XIX se encontraba completamente en ruinas.
En 1829 el príncipe Maximiliano (futuro rey Maximiliano II de Baviera) descubrió el histórico lugar y lo adquirió en propiedad en 1832. Un año después comenzó la reconstrucción del castillo, de manera ininterrumpida hasta 1837. El arquitecto a cargo, Domenico Quaglio, fue el responsable del estilo neogótico del diseño exterior. Hohenschwangau fue el lugar oficial de veraneo y de práctica de caza de Maximiliano, su esposa María de Prusia y sus dos hijos Luis (futuro Rey Luis II de Baviera) y Otto (Rey Otto I de Baviera). El joven príncipe pasó aquí sus años de adolescente: el rey y la reina vivían en el edificio principal y sus hijos en el adyacente.
El rey Maximiliano murió en 1864 y su hijo Luis le sucedió en el trono, trasladándose a la estancia que su padre tenía en el castillo. Como Luis nunca se casó, su madre continuó viviendo en la misma planta. El rey Luis disfrutó viviendo en Hohenschwangau, especialmente después de 1869 cuando se inició la construcción de su propio castillo, Neuschwanstein, a partir de una piedra que provenía del castillo de la familia.
Durante la II Guerra Mundial fue usado por los nazis para ocultar las obras de arte robadas a Francia y también el oro Reichbank (el cual nunca apareció). En abril de 1945 Neuschwanstein escapó de una demolición por parte de tropas de la SS para evitar que las obras de arte alemanas ahí almacenadas cayeran en manos de los aliados. El Gruppenführer a cargo no llevó a cabo esta orden y entregó el castillo a las tropas del Ejército de los Estados Unidos. Neuschwanstein sobrevivió la Segunda Guerra Mundial sin sufrir daños.
Neuschwanstein es hoy uno de los castillos más visitados de Europa. Aproximadamente 1,4 millones de personas visitan anualmente "el castillo del rey de cuento de hadas". En verano, se agolpan diariamente más de 6.000 visitantes por unas habitaciones que estaban destinadas a un solo residente.
La idílica situación de Neuschwanstein es única. Sin embargo, se deben vigilar constantemente los movimientos en las zona de los cimientos y las escarpadas laderas tienen que ser aseguradas continuamente. También el duro clima ataca las fachadas de piedra caliza, lo que exige continuas medidas de rehabilitación.
Un abrazo!